¿De nuevo el 68? (por Laura Baigorri)
Ningún medio de comunicación español ha sido capaz de difundir el actual panorama político mexicano y la crisis que en que se ve inmersa la Ciudad de México desde el 2 de julio de 2006.
Cuando este 26 de agosto llegué a la ciudad y salí a dar un paseo desde el hotel -situado detrás de la Plaza del Zócalo-, no podía creer lo que veía. La Plaza de las Tres Culturas estaba tomada, cubierta de enormes carpas blancas
bajo las que vivía la gente, también una larga calle adyacente, Francisco Madero, hasta el Palacio de las Bellas Artes y desde allí hasta el Paseo de la Reforma. Quienes conozcan las distancias con las que se maneja México (DF) sabrán que eso significa kilómetros de calles cerradas al tráfico.
Unos amigos me contaron que la gente dudaba de que en un país con los niveles de pobreza que ellos mantienen, más de un 50% hubiese votado a la derecha, que todo apuntaba a que se había producido un gran fraude en las elecciones y que había tantas personas que no tenían nada que perder, que se habían lanzado a la calle desesperados.
Desde primeros de julio ha habido grandes manifestaciones, una de ellas con más de 2’5 millones de personas,
pero es que, además, las calles del centro histórico se convierten todos los domingos en una inmensa riada amarilla (el color del PRD) compuesta por familias de campesinos, bases de partido, estudiantes, intelectuales, clases medias y bajas, vendedores de comida, artistas,… Desafortunadamente, también me contaron que había mucha presión política, desde ambos bandos. En el metro y en los taxis oí repetir esta sonora frase: “¡Que se queden los cabrones y que se vayan los pendejos!”
Mi sorpresa fue doble por dos razones: porque en España no había visto imágenes de esta situación en periódicos ni en telediarios, y porque me parecía increíble que algo así estuviera sucediendo en pleno 2006. No se trataba de una manifestación puntual, sino que llevaban semanas –y ahora ya meses- viviendo la protesta. Esta ha sido la primera vez en mi vida que me arrepiento de no llevar jamás una cámara de fotos, así es que me compré una desechable para fotografiar la plaza desde la terraza del Excelsior y para recorrer con ella las calles tomadas.
En el centro de la plaza hay gente viviendo permanentemente
(han instalado lavabos públicos al lado de la Catedral) y en las calles se mantiene más o menos un retén diario hasta que los domingos se desborda con las miles de personas que acuden a protestar –“¡Voto x Voto. Casilla x Casilla!”- y pasan el día viendo los vídeos de los discursos del PRD
(también algunos del Che), oyendo las cintas grabadas con consignas y rancheras politizadas, escuchando conciertos de jóvenes que apoyan la causa (desde el punk al cantautor), sonriendo con los graffitis
y comics de los espontáneos, jugando al ajedrez,
comiendo elotes,… Me impresionó mucho ver esa tremenda fuerza e idealismo, pero también me sobrecogió pensar qué les puede llegar a ocurrir y las malas soluciones que tiene esta tensa situación…. El eco del 68 -de mayo sí, pero sobre todo de octubre- resuena en muchas cabezas.
Durante la semana que allí pasé pude escuchar en el Zócalo a Antonio Manuel Lopez Obrador en tres ocasiones: el domingo 27 de agosto, el jueves 31 y el domingo 3 de septiembre. En las tres, el discurso fue similar y se podría resumir en una consigna: “RESISTENCIA CIVIL PACÍFICA”.
En el periódico español que cayó en mis manos el 5 de septiembre, durante el vuelo de vuelta, leí que justo ese día el Tribunal Electoral había proclamado presidente a Calderón por un estrecho margen de 0,56, dato que documentaban con una foto del ganador junto a su esposa en el momento de la victoria. También dedicaban una línea al “provocador” AMLO y a su resistencia a acatar “la democracia”.
Laura Baigorri , septiembre de 2006
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N. de E: foto del zocalo tomado es de HERRERA. Resto de fotografías de Laura Baigorri .
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1 comentario
jesúsb -